jueves, 18 de junio de 2009

NUEVO CAPITULO

CAPITULO 2

Mis amigas la verdad es que me resultaban muy raras…casi no comían y lo que se llevaban a la boca ni me daba cuenta de que se lo habían comido, pero el caso que no soy nadie para juzgar a nadie, seguramente yo también soy algo rara así que no sabia como de rara les parecía a mis amigas, todos tenemos cosas raras y no debemos juzgar a los demás por ser distintos a nosotros o por lo menos es lo que me habían enseñado a mi.

Un día me quedé sola en la habitación porque no bajé a cenar ya que me había levantado ese día con el estomago revuelto. Me encendí incienso, me puse una música relajante y me dispuse a leer un libro. Al cabo de estar un rato leyendo oí un fuerte ruido que me asustó, no sabía si ir a ver lo que era o no, tal vez sería conveniente que me quedará quieta donde estaba. Volví a concentrarme en la lectura pero volvía oír el mismo ruido, procedía del tejado así que me apresuré a cerrar bien la venta y a correr las cortinas con tal que de esa forma evitar que lo que fuese eso no entrara por la ventana. Cuando me dí cuenta ya no se volvía a oír el ruido extraño así que me calmé y pude leerme con tranquilidad el libro. Poco a poco me dormí con el libro entre las manos. Otra vez tuve el mismo sueño…otra vez ese dichoso bosque, me desperté sudada y cual fue mi sorpresa que mis amigas hoy tampoco estaban en la habitación lo cual me cabreó mucho porque era la segunda vez que lo hacían, bueno la segunda vez que lo hacían que yo supiera tal vez lo habrían hecho otras veces. El caso es que ya me estaba mosqueando esto. A la mañana siguiente me levante sin decirles los buenos días y me vestí rápidamente para bajar a desayunar, ellas tardaron mas, cuando bajaron yo ya había terminado y estaba saliendo del comedor para ir a por los libros.-¿Dónde vas Aroa?.-me dijo María.-a por los libros.- le contesté.-Te veremos en clase!!!.-dijo Anne. No parecían molestas en absoluto por mi comportamiento. De camino a mi habitación tropecé con Ernesto.-Hola Aroa.-me dijo con una sonrisa, al parecer no recordaba o no quería recordar la conversación del día anterior.-Hola Ernesto.- le contesté.-¿Dónde vas?-todos querían saber donde iba.-A por los libros-.Ah vale…yo voy abajo, te veré en clase. Adiós.-dijo.-Hasta ahora.- De lejos pude ver como Guille y sus dos amigos, Enrique y Javier, estaban hablando en círculo sobre algo que no podía captar por la distancia aunque parecían un poco tensos los tres.

A la hora del descanso María me preguntó porque estaba tan rara desde esa mañana, le conté que me había despertado a mitad noche y que por segunda vez había visto que no estaban en la habitación, ellas se excusaron que era porque no les gustaba ir solas al baño, lo cual me resultó una buena excusa así que no le quise dar mas importancia en realidad era una tontería. Esa noche ya no me desperté por el sueño, aunque seguía teniéndolo, era como si mi mente si hubiera obsesionado con ese maldito sueño. Sin darme cuenta ya era el día de la fiesta de Halloween. La verdad es que muchas ganas de fiesta no tenia a causa del cansancio acumulado los demás días. La fiesta empezó con una pequeña broma, apagaron todas las luces del salón donde estábamos todos, un tópico de todas las fiestas de Halloween, apagar las luces para que la gente se asuste y grite. Después del gran caos que hubo encendieron las luces y todos nos sentamos a cenar, como siempre mis amigas casi no cogían comida y la poca que cogían era vista y no vista, empezaba a pensar que la rara era yo y no ellas, me costaba mucho comer y eso que empezaba antes que ellas, mientras yo había empezado a comer ellas hablaban y me miraban hasta que ya me había comido la mitad del plato y era ahí cuando empezaban a comer, aunque yo no las viera. La fiesta empezó con una actuación de un grupo de rock formado por algunos alumnos de allí, luego le siguieron otras actuaciones, en algunas bailaban y en otras también tocaba algún grupo.
Todos íbamos disfrazados, esos disfraces que tanto nos habían costado hacer, pero que al fin llevábamos puestos. María llevaba un vestido largo y negro con las mangas de murciélago y una máscara plateada, la verdad le había quedado muy bien el disfraz, Anne llevaba un vestido que le llegaba por las rodillas de color blanco y de tirantes y con una máscara color azul celeste. El mío era negro con acabados dorados y llegaba hasta las rodillas, llevaba mangas largas y con una máscara dorada. Guille estaba como nunca lo había visto parecía un dios, llevaba un traje con una capa y una máscara negra, el pelo se lo había peinado hacia atrás y estaba mas guapo que nunca. A Ernesto no lo había visto en toda la noche lo cual me extrañó mucho.
Todos empezaron a bailar y como que yo no tenía muchas ganas así que me fui a dar una vuelta por el colegio, la verdad es que a esas horas de la noche nunca me había dado un paseo por allí y la verdad es que tenía un aspecto de película de terror. Un escalofrío recorrió mi cuerpo y empecé a andar más deprisa sin apenas darme cuenta. De repente una sombra salió de la oscuridad, di un fuerte grito y me quedé inmóvil.-¿Aroa?-dijo la voz del extraño.-¿Qué haces por qui?-me volvió a preguntar. Se fue acercando a mi y cual fue mi sorpresa que la extraña sombra era Guille.-Eh..mm.-balbuceé.-es que no tenia ganas de estar ahí dentro así que e ido a dar una pequeña vuelta.-conseguí decir.-a mi tampoco me apetecía mucho estar ahí dentro,¿ te vienes fuera un rato a hablar?.-me preguntó con su hermosa voz.-si claro.-le contesté.

Fuimos dando un largo paseo por el exterior en silencio, sólo nos iluminaba la luz de la luna llena, de lejos se oía la música de la fiesta, hacía bastante frío y empecé a temblar, el se me quedó mirando, se quitó la capa que formaba parte de su disfraz y me la puso sobre lo hombros.-Gracias.-le dije en voz baja.-No hay de que.-me contestó con una amplia sonrisa.-¿No tienes frío?-le pregunté.-No, yo nunca tengo frío.-me contestó.-Pues que suerte, yo siempre tengo frío.-no me podía creer que nunca tuviera frío eso era imposible, estábamos a 31 de octubre a punto de entrar en uno de noviembre, hacía un viento helado y el no tenia frío.-¿cómo es que en todo el curso no hemos hablado casi?-me preguntó con una sonrisa hermosa.-No lo se.- es verdad no lo sabia, solo deseaba hablar con el y nunca lo había hecho hasta hoy.-Pues deberíamos hablar mas.-me dijo.-si…es verdad.-le contesté.-así nos conoceremos mejor, ¿no?.—Si claro…-le contesté con una sonrisa, el me la devolvió. De repente se quedó callado mirando hacia los árboles con los ojos bien abiertos me miró y me dijo-deberíamos entrar dentro con los demás allí hace menos frío además tus amigas puede que se preocupen al no verte.-me quedé mirándolo por la expresión de su cara, como de preocupación , ¿Qué habría visto entre los árboles?.-vale, de acuerdo vamos dentro.-le contesté.
Entramos al salón.
¿dónde estabas?-me pregunto María con cara de preocupación.-Había salido un rato a tomar el aire con Guille-le contesté.-nos habíamos preocupado al no verte.-me dijo Anne un poco enfadada.-Lo siento, os tenía que haber avisado.
Otra vez vi esa mirada, pero esta vez no era la misma persona de antes, era la cara de Anne pero con la misma expresión que había hecho antes Guille, su mirada se dirigía hacia la puerta, me di la vuelta y vi entrar a Ernesto. Anne me dijo-ven con nosotras, ¿no?.—si ahora iré-le contesté.-vale pero no tardes, casi no has estado con nosotras.-me dijo María, no entendía porque miraban así a Ernesto, tal vez no les caía bien aunque no se porqué.
-¿Dónde has estado?-le pregunté-Aquí,¿dónde sino?-me contestó-Pues terminas de entrar por la puerta del salón-le contesté con un tono de enfado, porque en toda la noche no lo había visto.-No…jajajaja…acabo de venir del baño, he estado toda la noche aquí.-me aseguró.-Pues…entonces…¿Cómo es que no te he visto?.—No se, la verdad, bueno ahora ya me estas viendo ¿no?.-me dijo con una sonrisa que le llenaba toda la cara.-si es cierto…te veo…bueno me tengo que ir les prometí a mis amigas que iría ahora luego.-le dije ya que vi como mis amigas me estaban observando.-si…claro, ve con ellas, ya nos veremos luego.-me dijo mirándolas también fijamente.-si claro, ya nos veremos.-La verdad es que no entendía porque miraban así mis amigas a Ernesto y mucho menos porque Guille cuando habíamos estado fuera miraba del mismo modo hacia los árboles y tubo tanta prisa por entrar dentro…igual que mis amigas…también se pusieron algo nerviosa insistiendo que fuera con ellas cuando vieron aparecer a Ernesto.

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