domingo, 21 de junio de 2009

FRIA OSCURIDAD

CAPITULO 3

La luz del día que entraba por la ventana me despertó, agradecí no haber tenido el sueño que me atormentaba, el cansancio hizo que no lo tuviera. Me levanté de un salto, María y Anne ya se estaban vistiendo y eso que no había sonado aun el timbre, me sorprendió verlas ya levantadas, creía que había sido la primera. –Que pronto os habéis levantado, ¿no?.-les dije.-Si, parece que ninguna de las tres podíamos dormir más.- me contestó María con una sonrisa.
Me fui al baño para darme una ducha, luego me vestí y bajé abajo al comedor, María y Anne me estaban esperando para desayunar en la mesa de siempre, la que estaba al lado de la puerta.
Hoy teníamos el día libre, así que nos podíamos ir a casa o quedarnos en el internado, la verdad es que vivía demasiado lejos para irme todos los fines de semana a casa, así que los pasaba en el internado al igual que María y Anne.
María ya llevaba un año interna así que ya se había acostumbrado, era la hermanastra de Enrique, su madre se había casado con el padre de Enrique. También me entere de que Guille y Javier era hermanos. De Anne sabia que sus padre hacia años que habían muerto y ella vivía ahora con su hermano mayor el cual era jefe de una empresa o algo así me dijo ella y tenia el suficiente dinero para mandarla allí, su historia era algo parecida a la mía , mis padres no son mis padres biológicos, me adoptaron cuando solo tenia 5 años, justo después de que mi madre muriera, ella trabajaba como limpiadora en esa casa, mi padre nos había abandonado nada más yo nacer, desde los 5 años que vivía con los Franch, son una familia adinerada de Valencia, mi padre actual, Leonardo, es médico, mi hermano, Alberto, es mucho mayor que yo, tiene 26 años y también esta estudiando la carrera de medicina, yo aún no tengo claro lo que quiero ser, médico no será, le tengo pavor a la sangre. Me tratan como a una hija más, mi madre, Marina, es psicóloga, tal vez esa carrera me vaya más, me gusta muchísimo más que lo de ser médico. Fui yo la que quise estudiar en ese internado, aunque estaba lejos de mis amigas, pero también quería recibir una buena educación.
-¿Qué podemos hacer hoy para divertirnos dentro del internado?.-preguntó Anne.-Podríamos dar una vuelta por el bosque, hace frío pero hoy no lloverá.-propuse.-No se yo si es buena idea…y si…-dijo María y se quedó mirando a Anne como pidiendo que la ayudara a terminar la frase.-¿y si nos perdemos?...no podemos correr ese riesgo, es invierno y pronto anochece, además de que si nos perdemos luego nos darán una buena bronca.-finalizó la frase Anne.-¿Por qué íbamos a perdernos?, nos llevamos un mapa y una brújula, salimos luego de comer y volvemos a las seis aquí al internado…¡venga será divertido!.-insistí.-esta bien…pero sería conveniente que nos acompañara más gente…?que tal mi hermano y sus amigos?.-dijo María.-a mi me parece bien.-respondió Anne.-¿y a ti Aroa?-me preguntó María..-si a mi también.-contesté.

Comimos todo lo rápido que pudimos, ni me paré a mirar si María y Anne comían o no, yo sólo pensaba que iba a pasar una tarde entera con Guille en el bosque y esa idea me encantaba, el día había salido nublado pero no iba a llover, me hubiera gustado que hubiera hecho sol.
-Vamos!!¡¡rápido!!, cojamos el mapa…¿lo tenéis todo?-dijo Anne.
-Señor!! Si señor!!.-contestó Javier con tono burlón
-Imbécil…- le contestó Anne.
-venga vámonos antes de que alguien nos pille.-dijo Guille…me gustaba mucho escuchar su voz y con la tranquilidad que lo decía todo.
Tuvimos que esquivar a los “guardias” que vigilaban si algún alumno salía del centro sin permiso además de algunos alumnos y algún profesor que se quedaba allí para dar clases particulares a los alumnos que lo necesitaban. Parecíamos salidos de una película de espías caminando a escondidas por todo el colegio hasta llegar a la parte posterior del patio, Guille, Javier y Enrique empezaron a quitar maderas de delante de una pared de una altura impresionante que impedía que algún alumno la saltara. Cuando quitaron las maderas descubrieron ante los demás un agujero en la pared lo bastante grande para poder pasar por el una persona.-Lo hicimos nosotros cuando llegamos a este internado para poder salir de vez en cuando a dar una vuelta.-dijo Enrique sonriente y orgulloso de si mismo.
Poco a poco fuimos saliendo de uno en uno por el agujero. Nos encontrábamos ya en pleno bosque, un escalofrío recorrió mi cuerpo y se me puso la carne de gallina, me recordaba el extraño sueño que tenía una y otra vez, eso me asustó tal vez no fue muy buena idea ir al bosque, igual hubiera sido mejor pasar una tarde charlando las tres y estudiando dentro del internado que salir al bosque.Ahora ya no había marcha atrás, por una parte me gustaba estar allí ya que estaba Guille, así que me limité a pensar eso y no en el terrorífico sueño que me atormentaba la mayoría de las noches.
-Bien pues ya estamos aquí, a ver hasta donde llegamos.-dijo María
-Va a ser divertido.-dijo Guille
-si, como una excursión.-dije yo. El me miró y me dedicó una pequeña sonrisa, yo se la devolví, noté como me empezaban a arder las mejillas así que miré en otra dirección para que no lo viera nadie y esperar a que se me bajasen un poco los colores.
El sonido del bosque era relajante, se podían oír los pájaros, el sonido de todos los animales del bosque, daba paz y tranquilidad, ningún ruido extraño que nos pudiera asustar y hacer que yo volviera a sentir ese escalofrío recordando el sueño. Empezamos a andar por el frondoso bosque, era hermoso y más cuando Guille estaba en el. Me miró y se acercó a mi, otra vez volví a notar que me subían los colores así que respiré relajadamente y me tranquilicé.
-Ha sido una buena idea venir aquí…-me dijo
-si la verdad es que si, al principio Anne y María no quería…-le contesté
-pero al final as sabido convencerlas…muy bien…hacía tiempo que no hacía una excursión.-y echó una pequeña carcajada.
Cada vez estaba mas feliz de estar allí…era perfecto estar allí…el era perfecto, sus ojos, su sonrisa, su cabello, no podía parar de mirarlo.
Noté como me cogió del hombro…otra vez ese ardor en mis mejillas, ahora acompañado de un cosquilleó en el estomago. Me apretó fuerte con su brazo y me miró.
-como me alegro de estar aquí.-me dijo en vos baja
-y yo…-le respondí también con voz baja y casi sin respiración.

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